Somos Sal… “NUESTRA CIUDAD, nuestra misión” La historia de Sal podría comenzar en 2018 pero en realidad surge miles de años antes, cuando un grupo de seguidores de Jesús escuchan sus enseñanzas en el “Sermón del monte” en Mateo 5:

“Bienaventurados los pobres en espíritu, los que lloran, los mansos, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los de limpio corazón, los pacificadores, los que padecen por causa de su nombre… los que son perseguidos y calumniados” No suena fácil, pareciera una lista imposible de sobrellevar, pero lejos de ser situaciones a evitar, Dios nos muestra que en la realidad de nuestro mundo roto y en obscuridad, en medio del sufrimiento, en Dios y con Dios somos bienaventurados.

Y por ello, la sal de la tierra y la luz del mundo, para que quien vea la luz de gloria al Padre celestial. ¡Que alegría ser parte de lo que Dios está haciendo en los corazones y en el mundo!

Para ser Sal tendremos que salir de nuestra zona de confort y hablar de fe y esperanza, para abrir nuestros ojos a las necesidades físicas y espirituales del prójimo. En Sal, somos Sal, porque Dios, nos amó primero, y Siendo Amor y Luz podremos llevar de su amor a nuestra ciudad.