¿Salvos de qué?
Si alguna vez te has preguntado esto, no te pierdas esta breve lectura que desentraña una de las preguntas más frecuentes acerca del Cristianismo. ¿Exactamente de qué necesito salvarme?
El regalo perfecto de NAVIDAD
¿A quién no le gustan los regalos? Si piensas en el mejor regalo, seguramente lo descrito aquí superará cuaquier cosa que puedan darte. ¡Acompáñanos!
En isla egea de Milo, en el año 1820, un campesino estaba trabajando la tierra para generar nuevos cultivos. De pronto, la pala golpea una piedra dura, muy dura, más dura de lo habitual. Imagina que es el hueso de un animal gigante, empieza a desenterrar y se encuentra con una de las obras de arte más importantes de la historia: la Venus de Milo, creada entre 130 a. C. y 100 a. C. por el escultor Alejandro de Antioquía.
Cerca de la estatua se encontró un fragmento de un antebrazo, la mano con una manzana y algunos restos considerados parte de sus brazos, que luego parece que se perdieron. En ese momento se preguntó: ¿esto tendrá algún valor?
Como sabrás esta estatua es sumamente valiosa, a pesar de los evidentes miembros faltantes, sus extremidades superiores, los brazos, tal es su valor que actualmente es disputada entre dos naciones, Grecia y el Reino Unido, estos últimos poseedores actualmente de la pieza en el museo Británico en Londres. Aún si esta pieza fuera presentada en dibujo, o su sombra, todo sabríamos de qué pieza se trata. ¿Por qué? Porque lo más característico de esta escultura es de lo que carece, sus miembros faltantes.
Algo similar sucede con el ser humano. No muchos iríamos por ahí presentándonos como rotos, pero la Biblia nos revela ese es nuestro estado. El diseño original de Dios fue hacernos a su imagen y semejanza, pero desde el principio el hombre decidió que conocía un mejor camino y que su forma era mejor, y así se rompió su relación con Dios y la de todas las generaciones siguientes.
Así, nuestro estado roto es la característica más evidente de nuestra humanidad. Aunque no nos identifiquemos con delitos, tratemos de hacer de vez en cuando el bien al prójimo y cuidar el medioambiente, no siempre cumplimos el alto estándar que Dios requiere de sus hijos, fallamos continuamente en ser un reflejo de Dios, su carácter y su corazón, y aunque a veces puede haber destellos, la realidad es que estamos rotos y no podemos reparnos a nosotros mismos.
“La realidad es que estamos rotos y no podemos reparnos a nosotros mismos.”
Si Dios es amor y compasivo, los seres humanos no nos caracterizamos por siempre abundar en amor y compasión, lo mismo con cualquier otra característica de Dios. Sin embargo, para aquellos que puedan pensar que esto es algo injusto, y se preguntan porqué deberíamos pagar por un par que decidieron alejarse de Dios e ir por su cuenta, justamente ¡¡hay buenas noticias!!
El diseño original de Dios no se ve frustado para siempre, y la Biblia nos cuenta de un plan que recorre siglos para restaurar lo que un día estuvo roto, para darnos un futuro y una esperanza en esta vida y más allá de esta vida. Lo contrario a esto es estar lejos de Dios en esta vida y más allá de esta vida:
“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” Rom. 6:23
Dios quiere, en su amor, salvarnos de estar lejos de él y por consiguiente, del diseño original con el cual había creado al ser humano. Dios no nos creó para perseguir el viento, para sólo nacer, crecer, multiplicarnos y morir. ¡No! Hay mucho más propósito en nuestras vidas, y por eso, de un estado roto y alejado de ese diseño original, necesitamos ser salvados.
Sin embargo, por más que nos esforcemos, no podremos lograrlo por nosotros mismos, necesitamos un salvador, necesitamos de alguien que logre pagar el alto precio de haber desestimado a Dios, el precio del pecado y restaurarnos.
¿Quién podría tener una vida sin mancha, sin ningún error ni transgresión a ninguna otra persona o ley? ¿quién podría levantar la mano para sufrir y pagar el precio por gente que lo desprecia y difama?¿quipen podría perdonar sin siquiera habérsele pedido perdón? ¿alguien podría cumplir con las profecías Mesiánicas de que vendría un Rey, Dios mismo a salvar a su pueblo y a la vez servir a la humanidad ofreciendo su propia vida? ¿alguien? La respuesta es evidente, esto sólo pudo ser cumplido por una persona: Jesús.
Ahora que conoces ¿salvos de qué? puedes explorar también las promesas no sólo para esta vida, sino las promesas de vida más allá de la muerte. ¿Nos acompañas?
0 Comments