¿Es confiable la Biblia? ¿Cómo saberlo?
PARTE 1: PRUEBA BIBLIOGRÁFICA
Recuerdo que cuando estaba en la universidad varios de mis amigos conocían mi fe en Jesús, y muchos de ellos se sorpendían de que en realidad creyera que los relatos de la Biblia son reales. Con frecuencia escuchaba frases como: “Que bien que crees en algo que te hace mejor persona, pero ¿de verdad crees que fue real?” “Mira, si te sirve a ti ¡eso está muy bien! Pero no podemos decir que es real ¿o sí?” La fe Cristiana se basa en los eventos relatados en el Nuevo Testamento, por lo que si estos son o no reales, ¡esto debería interesarnos y mucho! Nadie quiere una fe basada en mitos, relatos inventados, ni un compendio de escritos sin relevancia, sería un desperdicio de tiempo y finalmente una vida desperdiciada.
A través de las últimos dos siglos, numerosos personajes tanto académicos como no académicos se han encargado de atacar a la Biblia, y por ende la confiabilidad de los documentos Bíblicos. Cuando mis amigos y compañeros me cuestionaron al respecto de la veracidad de los Escritos Bíblicos, no quise responder sin antes informarme y responder con bases.
Aquí relataré parte de mi investigación que en sus etapas más tempranas comenzó con la lectura de dos obras: “Más que un carpintero” y “Evidencia que demanda un veredicto”, obras del autor Josh McDowell, un escéptico que se tomó un tiempo para refutar la veracidad de los escritos Bíblicos y que finalmente, después de una extensa investigación de la evidencia, descubrió que los argumentos que sustentaban la veracidad de los escritos era tan abrumadora, que el mismo se ha dedicado a compartir ampliamente y por todo el mundo lo que descubrió, y como esto cambió su vida para siempre. Mi interés es que hoy probemos la confiabilidad histórica de la Biblia mediante el mismo criterio riguroso que les aplicamos a todos los documentos históricos. ¡Empecemos!
El historiador militar Chauncey Sanders enumera y explica los tres principios básicos de la historiografía: la prueba bibliográfica, la prueba de las evidencias internas y la prueba de las evidencias externas. Iniciaré explicando brevemente en qué consiste la prueba bibliográfica.
PRUEBA BIBLIOGRÁFICA
Es una evaluación de la transmisión textual de los escritos, desde los originales en el pasado, hasta llegar a nuestras manos en el presente. En otras palabras, debido a que no poseemos los manuscritos originales tenemos que preguntarnos:
¿Cuán confiables son las reproducciones que tenemos? ¿Cuántos manuscritos han sobrevivido? ¿Cuál es el intervalo de tiempo entre el original y las reproducciones existentes?
Podemos apreciar la enorme riqueza de autoridad que tienen los manuscritos del Nuevo Testamento al compararlos con el material textual disponible que respalda a otros notables escritos antiguos.
La evidencia del manuscrito a favor del Nuevo Testamento es también dramática, con casi 25.000 manuscritos antiguos descubiertos y archivados hasta ahora, de los cuales al menos 5.600 son copias y fragmentos en el griego original. Algunos textos manuscritos datan del principio del segundo y tercer siglo, siendo el lapso entre los autógrafos originales y los fragmentos existentes más antiguos, extraordinariamente tan corto como de 40 a 60 años.
Interesantemente, esta evidencia manuscrita sobrepasa grandemente la confiabilidad de manuscritos de otros escritos antiguos que son considerado auténticos, sin cuestionar su veracidad. Observemos estas comparaciones: La Guerra de las Galias de Julio César (sobreviven 10 manuscritos, con el más antiguo fechado 1.000 años después del manuscrito original); Historia Natural de Plinio el Joven (7 manuscritos; pasaron 750 años); Historia de Tucídides (8 manuscritos; pasaron 1.300 años); Historia de Heródoto (8 manuscritos; pasaron 1.350 años); Anales de Platón (7 manuscritos, pasaron 1.300 años); y de Tácito (20 manuscritos; 1.000 años).
El reconocido experto de la Biblia, F.F. Bruce, profesor de la cátedra John Rylands de Crítica y Exégesis Bíblica en la Universidad de Manchester declara: “Ningún erudito clásico escucharía un alegato de que la autencidad de Herodoto y Tucídides está en duda debido a que los manuscritos más antiguos que usamos son posteriores a sus originales en más de mil trescientos años (…) No existe un conjunto de literatura antigua en el mundo que disfrute de tal riqueza de buena testificación textual como el Nuevo Testamento“.
La Ilíada, de Homero, el más renombrado libro de la antigua Grecia, el es segundo trabajo literario mejor preservado de toda la antigüedad, con 643 copias de soporte de manuscritos descubiertas hasta la fecha. En esas copias, existen 764 líneas de texto en disputa, en comparación con las 40 líneas en todo el manuscrito del Nuevo Testamento.
De hecho, mucha gente ignora que no existen manuscritos sobrevivientes de ninguna de las 37 obras de William Shakespeare (escritas en los años 1.600), y expertos han sido forzados a llenar algunas brechas en sus trabajos. 9 Esto palidece en comparación con más de 5.600 copias y fragmentos del Nuevo Testamento en el griego original que, juntas, nos aseguran que nada se ha perdido. De hecho, todo el Nuevo Testamento, excepto once versos menores, puede ser reconstruido fuera de la Biblia a partir de los escritos de líderes de la iglesia primitiva en los siglos II y III d.C.
En términos reales, el Nuevo Testamento es fácilmente el escrito antiguo mejor testificado en términos del vasto número de documentos, el tiempo transcurrido entre los eventos y el documento, y la variedad de documentos disponibles para sustentar o contradecirlo. No existe nada en evidencia de manuscritos antiguos que iguale tal disponibilidad textual e integridad.
La disciplina académica de “crítica textual” nos asegura que las traducciones de la Biblia que disponemos en la actualidad son esencialmente las mismas que los manuscritos antiguos de la Biblia, con excepción de unas pocas discrepancias intrascendentes que han sido introducidas a lo largo del tiempo a través de errores de copiado. Debemos recordar que la Biblia fue copiada a mano por cientos de años antes de la invención de la primera imprenta. No obstante, el texto está extremadamente bien preservado.
De nuevo, reflexioné sobre esto — de las aproximadamente 20.000 líneas que conforman el Nuevo Testamento entero, sólo 40 líneas son cuestionadas. Estas 40 líneas representan un cuarto del uno por ciento del texto entero, y no afectan de ninguna manera la enseñanza y doctrina del Nuevo Testamento. De nuevo comparé esto con la Ilíada de Homero. De las 15.600 líneas aproximadamente que conforman el clásico de Homero, 764 líneas están en discusión. Estas 764 líneas representan más del 5% del texto entero, y aún así nadie parece cuestionar la integridad general de esa obra antigua.
Para mi gran sorpresa, descubrí que la Biblia está mejor preservada — por mucho — que otras obras antiguas que he leído y aceptado a lo largo de los años, tales como obras en las que se basa la historia universal, Platón, y Aristóteles. En lo tocante a la teoría de “interpretación de una interpolación de una tradición oral,” encontré que la Biblia no fue cambiada o interpretada a partir de textos antiguos. Simplemente, a medida que la Biblia fue llevada de país a país, fue traducida a lenguajes que no necesariamente se parecían a los lenguaje originales del griego, hebreo y arameo. Sin embargo, aparte de algunas diferencias gramaticales y culturales, los manuscritos de la Biblia son absolutamente fieles a su forma y contenido originales, y extraordinariamente bien preservados en sus variadas traducciones.
Si quieres saber más acerca del resto de la prueba de historicidad, continúa leyendo la parte 2 y parte 3 de ¿es confiable la Biblia? Y no olvides que si quieres hablar con alguien de Fundación Sal, y ahondar más en este tema, o cualquier otro relacionado a la fe y Dios, ¡estamos aquí para ti!
0 Comments