¿Por qué Dios permite el mal?
El problema del mal ha sido por mucho tiempo un gran obstáculo para que las personas conozcan a Dios. Sabemos que Dios es bueno y que es todopoderoso. Sin embargo, también sabemos que el mal existe. A un Dios bueno y amoroso no le gustaría que existiera el mal, y un Dios todopoderoso sería capaz de erradicar el mal. Así que sentimos que nos quedamos con una contradicción: O Dios no debe ser todo bueno, o no debe ser todopoderoso. Tal vez tu mismo has considerado este dilema como algo cierto y forma parte de tu cosmovisión. Tal vez tu o un ser amado han sufrido y esto ha ocasionado un dilema en ti.
La maldad no es algo que agrade a Dios, y eso lo vemos en toda la Biblia. Tampoco se trata de una lucha entre el bien y el mal, como si se tratara de dos fuerzas iguales que siempre están luchando. Entonces ¿qué nos dice Dios mismo acerca del mal?¿por qué no lo elimina de una vez por todas? Lo que no hemos logrado reconocer es que somos también parte de la ecuación.
Puede que seamos capaces de imaginar un mundo sin el mal, pero la realidad es que si el mal se fuera a eliminar por completo del planeta tierra, entonces ésta se quedaría sin seres humanos. Tal vez esto es una gran sorpresa para algunos, pero los seres humanos somos pecaminosos, tenemos una naturaleza caída y depravada. Aún un tierno y frágil bebé, nace con esa tendencia hacia buscar lo suyo, su voluntad, sea ésta buena o no, y esta, es la naturaleza de cada ser humano que ha nacido y que nacerá. (Referencias en la Biblia: Job 15:14, Isaías 64:6; Eclesiastés 7:20, Romanos 5:12-13; 3:10-11, 23; Tito 3:3, 1 Juan 1:8). Este es el porqué existe el mal en el mundo. Ahora probablente tienes muchas más preguntas, pero te pido, por favor lee hasta el final, ¡hay esperanza!
¿Por qué Dios no nos hizo de manera que simplemente no pudiéramos pecar?
Esta es la cuestión del libre albedrío. Sin el libre albedrío, seríamos títeres de Dios. No podríamos amar a Dios en verdad. Debido a que Él desea tener una relación real con nosotros – una que involucra elegir – tenía que permitir que existiera el mal.
Podemos decir que Dios todavía podría darnos libre albedrío y al mismo tiempo prevenir las consecuencias del mal. Esto se convierte en una cuestión de grados. Podemos querer que Dios intervenga en el caso de asesinato o violación. Pero ¿queremos que Dios intervenga en el caso de nuestra propia idolatría? El pecado no se califica en una escala móvil. Todo pecado es una ofensa a Dios, y cada uno por igual nos separa de Él. Una persona no salva, cuyo pecado más grave es el de chismear es igual de perdido como un no creyente que es un asesino múltiple. Si Dios fuera a intervenir y evitar el mal, Él tendría que eliminarnos a nosotros. Además, si Dios fuera a eliminar todas las consecuencias negativas de nuestros actos, ¿tendríamos realmente libre albedrío?
Somos pecadores
Con los pecadores vienen cosas malas. Pero ¡gracias a Dios que nos ha rescatado! No es necesario vivir en la esclavitud de nuestras inclinaciones pecaminosas (Romanos 6:16-18), aunque todavía luchamos contra nuestros deseos pecaminosos (Romanos 7:14-25). Sí, vivimos en un mundo de pecado sobre el que Satanás ha sido dado dominio (1 Juan 5:19). Los creyentes no son inmunes a las consecuencias del mal. ¡Pero Jesús ha vencido! (Juan 16:33) Dios es fiel para redimir el mal que sucede en nuestras vidas.
La historia de José, siendo vendido como esclavo por sus hermanos y luego convertido en un político importante en el gobierno egipcio, que más tarde salvó a la nación, es una de gran redención. José dijo a sus hermanos: «Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.» (Génesis 50:20). Romanos 8:28dice: «Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.»
¡Hay esperanza!
Dios permite el mal, sí. Pero también lo detiene. Debido a que Dios es bueno, Él no permitirá el mal para siempre. Sabemos del carácter de Dios, que Él es un Dios de justicia y de amor. El mal no quedará sin castigo. Tampoco el pueblo de Dios que sufre a manos de los demás quedará sin socorro. De hecho, gran parte de los mandamientos bíblicos son mandatos contra el mal. No sólo se nos dice que nos abstengamos del pecado y vivir en justicia, sino que se nos dice que ayudemos a los necesitados. Estamos llamados a ser defensores de las víctimas del mal. Miqueas 6:8 dice: «¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el SEÑOR: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios.»
Hay que recordar que un día Dios erradicará el mal. Actualmente está esperando con paciencia que más personas se vuelvan a Él y sean salvos (2 Pedro 3:9). Pero un día, Satanás será arrojado al lago de fuego por toda la eternidad (Apocalipsis 20:10). Un día, ésta será nuestra realidad: «Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.» El que estaba sentado en el trono dijo: «¡Yo hago nuevas todas las cosas!»» (Apocalipsis 21:3-5a).
Derechos reservados a Compelling Truth, edición por Yaira Cancino.
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